
Un equipo de investigadores del Proyecto Bonobo Luikotale detectó una explosión de vocalizaciones que señalaban un enfrentamiento agresivo entre los miembros de la comunidad de primates al interior del parque nacional de Salonga, una de las reservas más importantes de la República Democrática del Congo.
Al acercarse a las criaturas, los miembros del equipo encontraron a un macho adulto llamado Hugo tendido boca abajo en el suelo, sometido a una feroz agresión por parte de varias hembras: Polly, Tao, Ngola, Djulie y Bella.
“El ataque no fue fortuito. Durante casi media hora, Hugo intentó proteger su cabeza como pudo, mientras las hembras se turnaban para golpearlo sin piedad. Le pisoteaban la espalda, mordían la cabeza, las piernas, el cuello y hasta los dedos de manos y pies, relató uno de los integrantes en un estudio publicado recientemente en la revista científica Current Biology.
Este comportamiento llamó la atención de los observadores, ya que los bonobos normalmente son conocidos como “los hippies” de la familia de los primates antropomorfos gracias a su naturaleza pacífica y sociable.

Frans de Waal, primatólogo y etólogo, comentó para el National Geographic que, a diferencia de sus primos los chimpancés, “estas criaturas tienden a priorizar la construcción de vínculos de amistad, especialmente entre hembras, en lugar de formar coaliciones de poder o recurrir a conflictos violentos, por lo cual sorprende aún más la reacción agresiva de las primates hacia Hugo.
Una muestra de ese carácter pacífico se refleja en la conducta sociosexual de los bonobos, ya que según explican los investigadores en la revista Current Biology, el sexo no se limita a la reproducción entre un macho adulto y una hembra fértil, sino que las interacciones sexuales pueden darse entre cualquier individuo del grupo, ya sean adultos o jóvenes, y sin importar el sexo, lo cual contribuye a fortalecer el tejido social y la cohesión del grupo, más allá de su función reproductiva.
Los machos entrelazan sus aparatos reproductores, mientras que las hembras se frotan los genitales frente a frente, especialmente cuando están en celo. Estas conductas demuestran un repertorio sexual muy amplio y complejo dentro de la comunidad.
El propósito principal de estas interacciones no es la reproducción, sino la comunicación social, donde las relaciones sexuales actúan como un medio para expresar buena voluntad, aliviar tensiones, dar la bienvenida a otros miembros, reducir el estrés y fortalecer vínculos de amistad.

Los investigadores comentaron en su estudio que la agresión podría ser un recurso para fortalecer la coalición social, más que una mera herramienta de poder. Según explicaron, “la consolidación del estatus dominante y el fortalecimiento de los vínculos sociales son beneficios aparentes que pueden proporcionar ventajas tanto inmediatas (por ejemplo, la defensa de los recursos) como a largo plazo (por ejemplo, la prevención del infanticidio) a las hembras que participan en ataques coaligados.”
De este modo, la conducta violenta en coalición no solo cumple una función de control social, sino que también ofrece beneficios estratégicos para las hembras bonobo. Estas alianzas ayudan a mantener la cohesión del grupo y prevenir amenazas graves, configurando una dinámica social donde el apoyo mutuo es fundamental para la dominancia y supervivencia dentro de la comunidad.
Los científicos explicaron que es probable que el grupo de hembras haya formado una ‘coalición de agresoras’ para dar un escarmiento a Hugo. Además, añadieron que no lo volvieron a ver al bonobo por la zona en los siguientes 150 días y desconocen su estado de salud actual.

Las hembras bonobo ocupan los puestos más altos en la escala social, un fenómeno que durante mucho tiempo se atribuyó a relaciones sociales cultivadas a través de interacciones pacíficas, incluyendo el sexo.
Sin embargo, investigaciones recientes basadas en 30 años de observaciones muestran un panorama más complejo, donde las hembras son también guerreras formidables, pues según un estudio publicado en Springer Nature (plataforma donde se pueden encontrar artículos científicos) sobre el poder femenino en esta especie, menciona que las hembras protagonizan hasta el 85% de las coaliciones violentas destinadas a dominar a los machos, usando la agresión como estrategia para mantener la estructura social.
La solidaridad entre ellas, incluso sin lazos de parentesco cercanos, les permite formar alianzas efectivas que desafían la fuerza física mayor de los machos, inclinando la balanza social a su favor en numerosas disputas.
Publicado por Autor Infobae