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Latinoamérica se prepara para un 2026 en el que se prevén cosas como un año de intensas tensiones y transformaciones, impulsado por presiones externas, novedades tecnológicas y disputas por minerales críticos.
Este periodo de reconfiguración geopolítica global volverá a colocar a la región en el tablero de intereses de las grandes potencias, definiendo su papel en la conversación mundial.
Así lo proyectan la Dra. Jara Rodríguez Fariñas, directora del Grado de Relaciones Internacionales, y el Dr. Ignacio De Angelis, docente de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas, ambos de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
La competencia global y el renacido interés de EE. UU.
La región estará marcada por la reconfiguración geopolítica global y el renovado interés de EE. UU. Foto:iStock
Según el Dr. Ignacio De Angelis, la región «se moverá bajo lógicas de competencia global cada vez más marcadas. El 2026 estará fuertemente influenciado por la reconfiguración geopolítica global y un renovado interés de Estados Unidos por América Latina».
Los ejes de la negociación económica y diplomática se consolidarán en torno al acceso a minerales críticos, la seguridad estratégica y la disputa tecnológica, buscando garantizar las cadenas de suministro de las grandes potencias en un escenario de creciente conflictividad.
Minerales de la Tierra. Apofilita Foto:iStock
Este renovado foco surge en medio de la disputa estratégica entre Estados Unidos y China. Washington busca contener la expansión de la potencia asiática, mientras «Beijing refuerza su posición tras la IV Cumbre Ministerial del Foro China-CELAC de mayo de 2025″, donde anunció nuevos fondos para infraestructura y energía.
El riesgo de la ‘Maldición de los Recursos 2.0’
Otro punto crítico será la transición energética y sus efectos contradictorios.
Los minerales esenciales para tecnologías limpias, como el litio y el cobre, atraen inversiones, pero también elevan los riesgos. La Dra. Jara Rodríguez Fariñas advierte que esta dinámica podría reproducir viejos problemas: el auge del litio y del cobre podría convertirse en una «Resource curse 2.0».
Tecnología, el tema principal del 2026. Foto:iStock
Según la experta, esta bonanza de minerales para tecnologías limpias podría generar los mismos riesgos que la bonanza petrolera tradicional:
- Conflictos socioambientales.
- Captura de rentas por élites, sin lograr diversificación productiva ni desarrollo inclusivo.
Rodríguez Fariñas afirma que esta transición energética se desarrollará «en paralelo a una competencia tecnológica acelerada, especialmente en torno al 5G, la inteligencia artificial y la soberanía digital». Esto convertirá a América Latina en un terreno de disputa entre Estados Unidos y China, obligando a los «gobiernos a equilibrar seguridad, autonomía y desarrollo».
Redes de 5G, el tema central del próximo 2026. Foto:iStock
Fragmentación política y desafíos socioambientales
El 2026 «también verá intensificarse los conflictos territoriales y socioambientales, particularmente en zonas mineras, donde las comunidades exigen consulta previa, protección ambiental y participación real en los beneficios». Esto obligará a reabrir debates sobre la gobernanza de recursos y la regulación de la llamada «minería verde».
La tensión permanente para la región será la balanza entre oportunidad y vulnerabilidad. América Latina deberá aprovechar su relevancia estratégica en materia de minerales, energía y datos, evitando repetir ciclos de dependencia o el aumento de brechas sociales.
América Latina deberá aprovechar su relevancia estratégica en materia de tecnología. Foto:YouTube: Jizai Arms
Sin embargo, tendrá que gestionar «escenarios internos complejos con fragmentación política y crisis de representación», lo que dificulta adoptar una posición común frente a las potencias. La gran pregunta que marcará el 2026 es si la región podrá «convertir sus recursos y su posición geopolítica en ventajas reales, o si una nueva ola de conflictos volverá a marcar el rumbo».
REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS
Publicado por Autor El Tiempo