La inflación en Argentina ha deteriorado la calidad de vida de la población desde hace varios años, una situación que ha puesto en riesgo la posibilidad de acceder a bienes y servicios básicos.

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Un artículo publicado en la agencia Bloomberg resaltó que con la subida de precios ya por encima del 100% anual, los migrantes que huyeron de la hiperinflación en Venezuela están en la búsqueda de nuevos rumbos, si todavía no han dejado Argentina.
De acuerdo con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 170.000 venezolanos migraron a esa nación. No obstante, historias como la de Dayana, Juan Carlos y Sikiuk revelan que la inestabilidad económica que afronta Argentina los hizo recalcular destinos y estudiar un cambio de rumbo.
Venezolanos que conversaron con Bloomberg señalan que las dificultades para acceder a una vivienda y el constante desplome de los salarios cuando se los mide en dólares, son evidencia de la inflación en Argentina, que el pasado mes de febrero se ubicó en 6,6%, mientras que la medición interanual superó la barrera del 100%, al llegar al 102,5%, según datos oficiales.
“Mi economía era buena, pero la inseguridad me sacó de mi país”, dijo Dayana Villoria, quien nació en Caracas y actualmente reside en Estados Unidos, donde trabaja como asistente de sub chef.
Reconoció que en Argentina podía costear sus gastos con su emprendimiento gastronómico, pero decidió dejar el país por la inestabilidad económica y también porque su familia estaba en Estados Unidos.
Sikiuk Elizabeth Méndez Riera regresó en octubre de 2022 a Caracas. Pero llegó a Argentina por tierra en 2017, debido a que aerolíneas de esa nación habían dejado de viajar a la nación por problemas diplomáticos con el régimen de Nicolás Maduro.
Por un tiempo, vivió en colchones inflables en casa de sus amistades hasta que logró alquilar una habitación en una pensión. “Veía un país moderno que andaba y sentía que, aunque no era mucho, mi dinero rendía”, indicó.
Había logrado superar el vivir en habitaciones cuando llegó la pandemia. Después decidió viajar por la nación, pero a su regreso, la situación se volvió más difícil. Aseguró que el “alquilar era cuesta arriba” y se volvió un problema el “volver a encontrar a alguien que quisiera aceptar un alquiler sin tanto protocolo ni pedir tantas cosas, como garantía de propiedad”.
“Llevaba cada vez menos productos y me pareció muy grave cuando los precios se fueron por las nubes. Aunque cobraras en moneda extranjera, los números no daban”, dijo sobre los alimentos.
En ese sentido, confesó que su tiempo en Argentina “se cumplió” y se siente “feliz” con lo que pudo hacer en este país. “Volví a Venezuela con la expectativa de que me diera cierta tranquilidad y un respiro por un tiempo, la seguridad de tener un techo, aunque tengo planes de volver a migrar”, expresó.
“Venezuela sigue con trabajos y sueldos precarios. La comida es carísima. Quizás aquí me esté ahorrando un alquiler, pero que se vaya internet o la luz implica que nadie de afuera te quiera contratar porque conocen esas precariedades”, lamentó.
Por su parte, el abogado y corredor de seguros Juan Carlos Velazco tiene cuatro años en Argentina, pero ya busca alternativas en otros rumbos. Recordó que en Venezuela ejercía ambas profesiones y le “iba bastante bien”, aunque no era “rico, pero vivía muy bien”.
Incluso, decidió iniciar una fábrica de productos químicos, pero cuando abrió empezaron los problemas con la energía eléctrica, “que se iban entre 15 y 24 horas”. “La situación nunca mejoró. De hecho, empeoró y decidí entregar el galpón y vender todo a un precio más bajo del que había comprado, cambié todo eso en dólares”, señaló.
Reveló que con ese dinero pudo vivir un poco más de un año, ya que no quería irse del país ni apartarse de su familia, pero se vio obligado a cambiar su vida a los 50 años de edad.
A los cuatro días de haber llegado a Argentina, consiguió trabajo lavando vehículos: “No fue nada fácil en pleno invierno”.
Luego, se desempeñó como seguridad y llegó a tener tres empleos. “Pagaban miseria, pero no me quedaba otra. Después trabajé en un frigorífico, lavando y cortando chanchos, fui Uber y trabajé en una agencia de paquetería”, detalló.
En la actualidad, trabaja en una compañía que presta servicios ejecutivos a muchas empresas de Argentina. “Traslado gente todo el día, pero me pagan bien los viajes y es un empleo bastante tranquilo”, resaltó.
Sin embargo, admitió que ya está buscando otros rumbos ante “la situación económica y política del país”. “Estoy pensando en irme a Canadá”, adelantó.
“No es que quiera salir corriendo de acá, pero la economía empeora cada día. Cuando llegué, en julio de 2019, conseguí un dólar en 38 pesos, y a la fecha de hoy está casi 400”, añadió.
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Redacción Maduradas con información de Bloomberg.
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Publicado por Autor Maduradas